Los Siglos xix y xx. El Grabado Moderno

El impulso que experimentan todas las ramas del saber durante el siglo XIX permite la consolidación definitiva de las disciplinas científicas. Tras las aportaciones de Nicolas Steno en el siglo XVII, la geología dará un gran salto cualitativo gracias a los trabajos de William Smith (1769-1839) y Charles Lyell (1797-1875). A principios del siglo XIX Smith formula el principio de sucesión faunística, defendiendo que los estratos geológicos formados en diferentes épocas pretéritas contienen diferentes fósiles, pudiendo identificar estratos coetáneos en diferentes lugares del planeta gracias a sus asociaciones de especies fosilizadas. Aunque todavía perduran autores creacionistas como Willian Buckland (1784-1856), Louis Agassiz (1807-1873) o Richard Owen (1804-1892), y catastrofistas como Georges Cuvier (1769-1832), a finales de siglo se termina por asumir definitivamente que el estado actual de la corteza terrestre es el resultado de una lenta evolución geológica. Incluso es posible calcular una edad relativa de un estrato respecto a otro. Las tesis fijistas de Agassiz o Cuvier contrastan con las tesis transformistas de Owen, Lamarck o Chambers, quienes defienden la existencia de un proceso evolutivo gradual ya propuesto en el siglo XVIII por Erasmus Darwin (1731-1802). Geoffroy de Saint-Hilaire (1805-1861) también considera que las especies han cambiado con el paso del tiempo, produciéndose ciertas modificaciones como consecuencia de los cambios climáticos.

 

La publicación por parte de Charles Darwin (1809-1882) de El Origen de las Especies en 1859 proponiendo la selección natural como mecanismo causante del cambio termina por dar explicación al proceso evolutivo. A esta misma conclusión había llegado el naturalista Alfred Russell Wallace (1823-1913), comunicándoselo a Darwin desde el archipiélago malayo y estimulándolo para terminar por fin su obra magna. Ambos habían sido fuertemente influenciados por el trabajo de Thomas Robert Malthus (1766-1834) sobre las poblaciones humanas, publicado en 1798, en el que se postula la lucha por la supervivencia entre individuos de la misma especie o de especies diferentes. En 1863 Lyell publicará The Geological evidences of the Antiquity of Man, donde se reconocerá finalmente la existencia de una humanidad antediluviana, periodo al que John Lubbock denominará Paleolítico en 1865.

En 1866 Gregor Mendel (1822-1884) publicará Experiments in plant hybridisation, trabajo que pasó inadvertido pese a explicar los mecanismos de la herencia de caracteres y cómo actúa la selección natural sobre ellos, siendo retomado y apreciado ya bien entrado el siglo XX cuando se postula la Teoría Sintética de la Evolución.

Durante este periodo la actividad expedicionaria de las principales potencias europeas es muy intensa, y el viaje a América de Alexander von Humboldt (1769-1859) consumará el periodo ilustrado. A partir de los trabajos de Humboldt las ciencias naturales sufrirán un cambio de paradigma en el cual se buscará una visión integradora de las diferentes ramas científicas. Tras un proceso de individualización desde el Renacimiento de las distintas disciplinas, con una base fundamentalmente descriptiva, ahora se estudian las relaciones entre los organismos y el entorno en el que viven, sentándose así las bases de la ecología.  

Este cambio de paradigma se ve reflejado rápidamente en la ilustración científica, en la que arte y ciencia buscan una sólida alianza en la representación de paisajes. Las representaciones animales muestran un discurso narrativo más que científico, con paisajes de fondo, referencias ambientales y complejas escenografías. Jean-Baptiste Lamarck (1744-1829) propone una teoría sobre la trasformación de las especies como un medio natural de adaptación a las modificaciones medioambientales que se producen en un entorno natural concreto.

Durante el siglo XIX la industria editorial se interesará especialmente por el libro de naturaleza ilustrado. Crece la moda de los libros sobre ornitología, en parte gracias a los nuevos conocimientos traídos de las exploraciones, y del espectacular progreso de la estampación en color. Jean-Baptiste Audebert (1759-1800) y Louis-Pierre Vieillot (1748-1831) utilizan una nueva técnica para estampar calcografías en color mediante la utilización de una única placa recubierta con pintura al óleo en la que incluyen dorados y otros colores metálicos. El resultado, publicado nada más comenzar el siglo XIX, es espectacular. Durante la primera mitad de siglo destacan  por su calidad también los trabajos ornitológicos grabados al cobre de Edward Donovan (1768-1837), François Levaillant (1753-1824), Coenraad Jacob Temminck (1778-1858), Prideaux John Selby (1788-1867), y especialmente de John James Audubon (1785-1851). 

A finales del siglo XVIII Alois Senefelder había desarrollado una nueva técnica de reproducción a partir de un negativo en piedra: la litografía. En esta técnica la tinta queda atrapada en las líneas realizadas previamente con un lápiz graso sobre una piedra caliza que ha sido humedecida. Al principio esta nueva técnica pasa desapercibida en lo que a la ilustración científica se refiere, y se sigue utilizando el grabado calcográfico. No obstante, a partir de la tercera década del siglo crece la necesidad de difundir los conocimientos a gran escala y de manera económica, lo que provoca que esta técnica se extienda rápidamente y se convierta en el recurso mayoritario para la impresión de las ilustraciones de todo tipo, también aquellas de corte naturalista. Al principio las estampas obtenidas son iluminadas a mano.

En el año 1818 se publicaba el primer libro ornitológico ilustrado con litografías, Beschreibung der Vogel, de Karl Schmidt. En Inglaterra William Swainson publica Zoological Illustrations (1820-1823), también acompañado de multitud de litografías en blanco y negro. Posteriormente esos ejemplares pueden ser iluminados a mano. También ven la luz tratados zoológicos en los que sus ilustraciones son realizadas con técnicas mixtas, mezclando litografía y calcografía durante el proceso de estampación. En 1835, el francés Godofredo Engelmann termina por desarrollar la litografía a color o cromolitografía. Aunque también se experimenta el grabado en otros materiales como el acero, el aluminio o el zinc, la litografía despunta a partir de entonces sobre el resto de técnicas de estampación. Ha llegado la revolución litográfica. Destacan por la calidad de sus litografías las obras de John Gould (1804-1881), Robert Gray (1808-1872), Edward Lear (1812-1888) y Joseph Wolf (1820-1899).

Otro de los trabajos en los que la litografía adquiere una enorme importancia es la Description de l'Égypte. Publicada entre 1809 y 1829, resume el trabajo llevado a cabo en este país por la Comisión Francesa para las Ciencias y las Artes de Egipto durante las campañas napoleónicas (1798-1801). Esta comisión, formada por más de 160 especialistas, viajó a explorar los nuevos territorios invadidos documentando su arqueología, geografía e historia natural. Los resultados se publicaron en esta obra monumental con 974 litografías que ilustran, a lo largo de sus 13 volúmenes de láminas de gran formato, un tratado con ingente información sobre el pasado y presente de Egipto. Las láminas que versan sobre historia natural se agrupan en 3 volúmenes fueron realizadas por Geoffroy Saint-Hilaire (zoología), Jules-César Savigny (zoología), Alire Raffeneau-Delile (botánica) y François-Michel de Rozière (mineralogía). Entre 1821 y 1826 se publicaría una segunda edición en 37 volúmenes.

El filósofo y naturalista alemán Ernst Haeckel (1834-1919) es considerado uno de los grandes ilustradores de historia natural, ya que produjo un millar de grabados basados en sus propios dibujos, siempre con un estilo muy personal. Muchas de estas cromolitografías fueron incluidas en Kunstformen der Natur , publicado por primera vez en 1899, un conjunto de 100 láminas en las que se representan fundamentalmente invertebrados, muchos de ellos microscópicos, buscando siempre la simetría y la organización. Haeckel también incluye láminas de vertebrados e incluso algunos vegetales. La organización según patrones simétricos consigue un primer impacto visual muy potente, enlazando la ciencia y el arte como pocos autores han conseguido integrar. Este trabajo ejerció una fuerte influencia entre diseñadores, arquitectos y otros artistas de principios del siglo XX, asociándose al modernismo o Art Nouveau.

 

Por otra parte, en 1816 Daguerre inventa la fotografía, técnica que no triunfa en la ilustración de libros de naturaleza, ya que la fuerza que transmite un dibujo o un grabado no podrá compararse con una imagen fotográfica, por muy fiel que sea al modelo estudiado. Entre 1880 y 1890, con el invento de la pantalla de tramado fotomecánico, surge el fotograbado, técnica en la que se graba una imagen fotográfica en una plancha metálica cubierta con una capa sensible que es atacada después con ácido. Esta plancha se estampa después reproduciendo fielmente la fotografía original, con un aspecto de relieve muy característico. Esta nueva técnica permite la producción múltiple de libros, revistas y enciclopedias que estarán al alcance de todos, desplazando a la litografía, la cual termina por quedar reducida a proyectos muy concretos, normalmente más ligados al mundo artístico que a la ilustración científica o natural.

A principios del siglo XX se desarrolla la serigrafía, del latín sericum (seda). Esta nueva técnica se basa en el estarcido sobre una malla (en principio de seda) por la que pasa la tinta en los lugares donde no se ha aplicado barniz. Ofrece mayor número de tiradas en cualquier clase de superficie, material y forma, ya que una vez que se dispone del modelo, la estampación se puede repetir indefinidamente. Además, este método no limita el número de colores a utilizar. La serigrafía ha sido principalmente empleada para la impresión de carteles publicitarios, telas y creaciones artísticas. 

 

Por último, Eugene Alain Seguy desarrollará en la década de 1920 la técnica del pochoir para ilustrar sus álbumes sobre insectos. A medio camino entre el Art Nouveau, el Art Decó y la ilustración científica, Seguy presenta sus creaciones entomológicas con un exquisito grado de detalle en la anatomía y unos colores densos y vívidos aplicados a mano a través de complejas plantillas. Estas estampas, más decorativas que científicas, marcarán el final de la ilustración natural mediante técnicas de grabado, ya que la fotografía y era digital tomarán el testigo de transmitir mediante imágenes el mundo natural que nos rodea.

 PROXIMAMENTE...

 

Louis-Pierre Vieillot (1748-1831)

François Levaillant (1753-1824)

Jean-Louis-Marie Poiret (1755-1834)

Sowerby, James (1757-1822)

Redoute, Pierre-Joseph (1759-1840)

Jean-Baptiste Audebert (1759-1800)

Edward Donovan (1768-1837)

Robert John Thornton (1768-1837)

Georges Cuvier (1769-1832)

Alexander von Humboldt (1769-1859)

Aimé Bonpland (1773-1873)

Coenraad Jacob Temminck (1778-1858)

Curtis, Samuel (1779-1860)

George Graves (1784-1839)

William Jackson Hooker (1785-1865)

John James Audubon (1785-1851)

Prideaux John Selby (1788-1867)

John Gould (1804-1881)

Robert Gray (1808-1872)

Charles Darwin (1809-1882)

Louis Benoît van Houtte (1810-1876)

Edward Lear (1812-1888)

Juan Lembeye (1816-1889)

Joseph Wolf (1820-1899)

Haeckel, Ernst (1834-1919)

Giuseppe Jatta (1860-1903)

Archibald Thorburn (1860-1935)